El contexto
Ciertos contaminantes emergentes (antibióticos, medicamentos, etc.) pueden llegar a los ríos por diversas vías:
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Descargas de aguas residuales domésticas
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Descargas industriales
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Descargas hospitalarias
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Agricultura (escurrimientos de antibióticos utilizados para el ganado)
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Estas sustancias representan una amenaza significativa para el medio ambiente y la salud pública. De hecho, los antibióticos, que a menudo no se eliminan adecuadamente, se encuentran en las aguas residuales, favoreciendo el desarrollo de bacterias resistentes (ARB) y genes de resistencia (ARG) en los entornos naturales, como ríos y aguas subterráneas. Estas bacterias y genes resistentes pueden luego infiltrarse en la cadena alimentaria humana a través del agua potable, lo que supone un riesgo directo para la salud.
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Aunque estos contaminantes aún están poco regulados, alteran los ecosistemas al influir en las poblaciones microbianas y pueden causar efectos tóxicos en los organismos acuáticos. La resistencia a los antibióticos ha sido designada como uno de los mayores desafíos sanitarios mundiales por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En ausencia de acciones urgentes, esta situación podría comprometer la eficacia de los tratamientos médicos, aumentando los riesgos de infecciones incurables y muertes.
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Además, estos contaminantes se difunden más allá de las fronteras a través de las aguas superficiales compartidas, los productos agrícolas y los desplazamientos humanos. Por lo tanto, es necesario adoptar un enfoque transfronterizo coordinado para implementar una epidemiología compartida de las aguas residuales y desarrollar estrategias de diagnóstico y control de esta contaminación.